Tras una serie de brutales crímenes rituales, Holmes y Watson llegan a tiempo para salvar a la última víctima y descubrir al asesino: el impenitente Lord Blackwood. Cuando se acerca el momento de su ejecución en la horca, Blackwood—que ha aterrorizado tanto a los presos como a los carceleros con su aparente conexión con fuerzas oscuras y poderosas—advierte a Holmes de que la muerte no le importa y que, de hecho, la ejecución coincide con sus planes.
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